La fotografía de alimentación es una de las técnicas fotográficas más difíciles de la fotografía comercial ya que requieren de un trabajo minucioso de preparación, composición e iluminación. Vemos fotos de alimentos cada día, desde las de la carta de un restaurant de menús ,hasta el “packaging” de los productos en los supermercados, o los reportajes en las revistas de gastronomía.
Esta portada la realicé para la revista Comer y Beber. En ella se puede leer que el tema principal era la cocina de otoño, aunque también el número trataba sobre recetas con miel y otros temas.
Como se aprecia en la imagen anterior la composición general está condicionada a la cabecera de la revista y los otros textos que incluye la portada. La imagen y los textos deben convivir en armonía gráfica para que ambos destaquen y se complementen.
Por otra parte, el estilismo y la iluminación se condicionan al “target group” o “mercado” de la revista. Cada revista se produce pensando en un consumidor, donde importan mucho los criterios demográficos como la edad, género y variables socioeconómicas. De allí que un mismo grupo editorial puede tener en quiosco distintas revistas del mismo tema, pero destinadas a diferentes públicos.
A modo de ejemplo, Comer y Beber y Comer Bien son dos revistas del mismo grupo editorial pero tanto las recetas, precio de los alimentos utilizados en las recetas, estilismo, dificultad de la elaboración, diseño gráfico y estética de la fotografía, se condicionan al mercado que compra la revista.
Recetas com miel
En el número de otoño también realicé el reportaje de recetas con miel. No fue el reportaje de portada, pero fue interesante resolver el desafío que implicaban las recetas y la miel.
La «ensalada de cítricos con mousse de queso» fue uno de los platos mas interesantes de realizar. Los colores vivos de los langostinos, las mandarinas y las naranjas contrastaban con el azul de la copa. Como el contraste cromático ya era intenso, con la estilista no quisimos agregar más colores a la foto por lo que decidimos que el fondo también fuese azul. El color y la textura de los fondos o el ambiente alrededor del plato es fundamental para reforzar el estilismo del plato y la iluminación.
En la fotografía anterior vemos que como luz principal se utilizó una ventana grande Wafer de Bowens, en posición de semi contraluz oblicuo. Esta luz suave, amplia y envolvente daba un contraste bajo de iluminación y desaturaba algo los colores originales, pero ya resultaba conveniente pues había mucho blanco en el queso y un contraste fuerte hubiese sido problemático. A ambos lados de la cámara situé tres reflectores, dos blancos y uno plata que ayudaron a disminuir aún más el contraste.
Por último coloqué una luz de efecto dura, desde la misma posición que la luz principal para dar algo de brillo a los productos. Ésta luz de efecto, tenía un + 1 EV de potencia que la luz principal de la ventana. Utilicé un accesorio para Bowens con una lente Fresnel. Ésta lente tiene la particularidad de que emite rayos paralelos como ya expliqué en otro post. El brillo, por lo tanto, iba a ser muy puntual y dirigido exactamente a donde interesaba que apareciese.
Es de destacar, el importantísimo papel de la “home economics”, o estilista de alimentación. En la fotografía de alimentos, el fotógrafo trabaja en colaboración con una estilista de alimentación quien no solo elabora las comidas, sino que define el estilismo del plato y conjuntamente con el fotógrafo, define el estilismo general de la imagen. El fotógrafo decide el mejor punto de vista para el plato presentado y también ilumina para marcar el carácter de lo que se quiere enseñar.
En estas fotografías que hoy presento trabajé con la inestimable colaboración de Ester García, una de las mejores estilistas de Barcelona con las que he trabajado.
Como en otras áreas de la fotografía comercial, en este campo también hay modas y los estilos van cambiando con el tiempo. Hoy día se estilan las fotografías con poca profundidad de campo, es decir que haya un foco muy selectivo sobre algún elemento importante y lo demás quede sugerido. También a veces se escogen puntos de vista bajos, como si fuesen a la altura de la vista de un comensal y encuadres próximos, no muy abiertos.
Hemos de tener muy en cuenta el balance de blancos en este tipo de fotografía. Una taza de leche que resulte con leves dominantes amarillas no se vera como algo agradable de beber. Y alimentos que se representen en la fotografía a una escala mayor de lo que son en la realidad, confunden sobre el tamaño real del alimento o el plato elaborado.
Por último, menos es más. ¡ Un plato de comida que no resulte servido en exceso, resultará mas elegante !
¡ A comer !
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